domingo, 30 de mayo de 2010

La santa inquisiciòn

No se sabe con exactitud dónde, cuándo, cómo y las razones que originaron, durante la Edad Media, el nacimiento de la institución llamada Inquisición.
Las única fechas concretas que se encuentran en la enciclopedias y libros de historia son las de 1233, año en el que se asegura que el Papa Inocencio III autorizó a ciertos dominicos para que investigaran el comportamiento de unos herejes conocidos como albigenses. Se atribuye también esta medida al Papa Gregorio IX.
Fue en España, sin embargo, donde la Inquisición adquirió mayor preponderancia y así llegó a conocimiento de los países de habla hispana, donde también tuvo activa participación.
Los orígenes
Muchos antecedentes recogidos hacen suponer que la Inquisición medieval se desarrolló en el sur de Francia, norte de Italia, Alemania y en los llamados Estados Pontificios.
Los primeros indicios surgieron, al parecer, en Renania y después se prolongaron a Francia . En estos territorios nacieron grupos religiosos conocidos como albigenses o cátaros. Sus enseñanzas eran cristianas, pero diferían de las orientaciones católicas. Por eso se les llamó herejes y fueron perseguidos hasta su aniquilación. En 1017, en el condado de Orleans, fue descubierto un grupo cátaro entre los canónigos. Un concilio celebrado en presencia del rey Roberto el Piadoso y la reina Constanza los condenó a ser quemados vivos. En 1022 se hace lo mismo en Tolosa. En 1030, en Monteforte, otra comunidad de cátaros es masacrada, y así, en los años siguientes, siempre en los condados del sur de Francia, se descubren otros herejes que corren la misma suerte. Sucesivamente se actúa contra los heréticos en Colonia y después en Bonn, en Alemania. Milán, al norte de Italia, es considerado en núcleo principal de la herejía, y en el centro de Francia surgen los albigenses, en 1181.
La lucha contra los herejes cátaros y albigenses sirve de antecedente para establecimiento de la Inquisición . Oficialmente fue el conde Raimundo VII, de Tolosa, quien había sufrido los efectos de continuas guerras entre los señores feudales, quien autorizó, en un tratado firmado en 1233 en la ciudad de Meaux, el establecimiento de la Inquisición. En este tratado, entre otras cosas, se obliga a este noble a permanecer fiel al rey y a la iglesia hasta su muerte y a purgar a su país de la herejía; a pagar dos marcos de plata a quienes, por denuncias o de otra manera, permitieran capturar a un hereje.
El Papa Inocencio III, al comenzar el siglo VIII, dio atribuciones especiales a sus representantes en diversas provincias, las que sobrepasan las del clero local, aunque solamente en lo relativo a la lucha contra la herejía.
Poderes similares se confirió a los hermanos dominicos, y así se funda la institución conocida con el nombre de Inquisición.
La Inquisición española se desarrolló indistintamente en diversos períodos. En 1478 fue establecida por los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, y estaba encargada principalmente de espiar a los judíos y moros convertidos que no eran sinceros. El primer Gran Inquisidor fue Tomás de Torquemada. (en la imagen) Bajo su mando, la institución llegó a ser una especie de policía de pensamiento, de la que ningún español estaba libre. Mucho mejor organizada que la Inquisición medieval, era más dura y tenía más libertad para emplear la sentencia de muerte.
En 1512, el Papa Julio II asignó al Inquisición a la Congregación de Santo Oficio, la cual decidía cuestiones de fe, moral, herejías y algunos asuntos conyugales. También manejaba el Index, índice de libros prohibidos.